El Senado romano, mayoritariamente pagano, se había ido enfrentando con los emperadores cristianos tanto en Constantinopla como Milán durante más de dos generaciones, desde que Constantino I reconociera la fe cristiana y Teodosio I el Grande la convirtiera en la religión oficial del Estado.Los senadores enviaron cartas y defendieron una vuelta al paganismo, a menudo alegando la protección y la buena fortuna que los viejos dioses romanos habían concedido a Roma desde sus principios como ciudad-estado.Este choque entre las dos religiones principales del mundo romano era en su mayor parte una discusión académica, sin amenazas de sublevaciones armadas.Esta política había dado lugar a tensiones crecientes entre el emperador y los senadores paganos.Eugenio era un erudito muy respetado en retórica y un aspirante mejor al trono que el propio Arbogastes.Sin embargo, algunos senadores, principalmente Quinto Aurelio Símaco, estaban inquietos por este hecho.Estas acciones se ganaron las críticas de Ambrosio contra Eugenio e hicieron poco para enderezar las relaciones con Teodosio.No está claro si se había decidido ya por una ofensiva contra Eugenio y Arbogastes.Durante el año y medio siguiente, Teodosio formó sus fuerzas para la invasión.Arbogastes consideró, basándose en sus experiencias de cuando luchaba contra el usurpador Magno Máximo en Galia, que la mejor estrategia era mantener sus fuerzas unidas para defender Italia misma, y a tal efecto dejó los pasos alpinos sin vigilar.Teodosio atacó casi inmediatamente, sin haber emprendido ningún reconocimiento previo del campo de batalla.Cegados por los vientos, las líneas de Arbogastes se rompieron y Teodosio obtuvo la victoria decisiva como había profetizado el monje egipcio.