Entre el 28 de marzo y el 6 de abril los republicanos se retiran del Valle del Ara destruyendo todos los puentes e infraestructuras que pudieran ayudar al enemigo en su avance.
[1] Decidido a resistir, el Esquinazau apenas contaba con unos 7000 hombres y 4 cañones frente a una fuerza enemiga de 14 000 soldados y 30 cañones que contaba además con una superioridad aérea incontestable.
El 31 de mayo tiene lugar un nuevo ataque, esta vez llevado a cabo por bombarderos ligeros Heinkel He 46 «Pavas» del Grupo 6-G-15, que bombardearon Bielsa y Pineta.
Una semana después, el día 15, nueve Heinkel He 51 del Grupo 1-G-2 bombardean con bombas incendiarias las localidades de Bielsa y Parzán.
Este hecho constituyó un gran golpe propagandístico para el gobierno republicano, como parte de la política de Resistencia a ultranza (Resistir es Vencer) propagada por el presidente Juan Negrín.