Los grupos dominantes en la ciudad querían continuar en la situación de indefinición legal que le permitía a la provincia mayor presionar y dominar al gobierno nacional.
Avanzando en silencio, se apoderaron del mismo puente, siendo enseguida atacados por las fuerzas de Arias.
Arias informó al gobernador que había derrotado completamente a Racedo, cosa muy discutible.
Al día siguiente, tras otra batalla indecisa en los Corrales Viejos, el gobierno provincial iniciaría negociaciones de paz.
Tejedor, convencido de que nunca podría ganar, decidió detener las matanzas y renunció.