Batalla de Nantes

La batalla se considera un momento crucial para el posterior desarrollo de la guerra y hasta la misma revolución.

Inicialmente, los campesinos del occidente francés se mostraron esperanzados por las promesas de cambios políticos, sociales y económicos que preconizaba la revolución en 1789, sin embargo, esas ilusiones empezaron a desvanecerse con el aumento a los impuestos decretado dos años después.

[8]​ La ciudad, con 80.000 habitantes,[9]​ entonces séptima de Francia en población, representaba un objetivo estratégico para los monárquicos.

Además, los realistas no tenían ninguna capital y Nantes podía cumplir con tal propósito.

[11]​ El comando del ejército realista les envía un ultimátum a los republicanos atrincherados en Nantes y reanuda su avance sobre la ciudad.

Ancenis es tomada el 24 de junio y se reúne un nuevo consejo, en este Cathelineau es nombrado generalísimo del ejército.

Las fortificaciones de la ciudad habían sido desmanteladas entre 1760 y 1780, así que se decidió atacar por varios lugares.

Un contingente debía atacar el camp de Saint-Georges, «campo de San Jorge», donde se concentraban los defensores, mientras Cathelineau cruzaría la Erdre hacia Nort-sur-Erdre para después avanzar sobre la ciudad por los caminos que la conectaban con Vannes y Rennes.

[16]​ El batallón republicano, tras sufrir 20 muertos y 90 heridos, huye en desorden a Nantes.

Por último, consiguen romper la línea, pero los republicanos se retiran en orden y siguen resistiendo.

El cementerio Miséricorde, a lo largo de la ruta Hauts-Pavés, también cae en poder realista.

El empuje de los republicanos detiene a los vandeanos y estos se repliegan, comenzando su retirada.

El asalto había sido rechazado pero Nantes seguía en estado de sitio, con los campos circundantes bajo poder realista, con las tropas movilizadas y bajo el miedo de sufrir un nuevo ataque.

[30]​ La búsqueda de un puerto desde donde recibir ayuda siguió siendo un problema insoluto para los vandeanos.

Jean-Baptiste Carrier asume como jefe de la ciudad, imponiendo El Terror contra los opositores políticos, incluyendo sacerdotes y vandeanos que apoyan la rebelión.