[4] Durante el transcurso entre Portofino y Niza, Malocello se detuvo en Génova, donde saqueó los palacios de la nobleza gibelina (incluidos Doria y Spinola) con los marineros de sus 27 galeras.
Comenzando el mes de mayo, Malocello consiguió embarcar a los obispos en Niza, intentando evitar a la armada imperial, que surcaba el Tirreno buscando bloquear el paso de los obispos hacia Ostia.
La indiscutible victoria gibelina fue propagada por el emperador como la más clara señal de la voluntad divina a favor del gibelinismo, siendo quizás el evento de mayor significación a favor del bando gibelino en toda la contienda.
[1] La excomunión imperial no se hizo efectiva sino hasta la celebración del Concilio de Lyon por el papa Inocencio IV en 1246, otorgando a los gibelinos cuatro años de tregua aparente, no obstante la continuidad de su campaña hasta su derrota definitiva en la batalla de Parma (1248).
Sin relación alguna fue la Batalla de Meloria ocurrida en el islote de Meloria, confundida sin justificación alguna con la batalla del Giglio.