Batalla de Leuctra

A comienzos del siglo IV a. C., las ciudades de Tebas y Esparta estaban enfrentadas políticamente con choques bélicos esporádicos provocados por el hecho de que Esparta intentaba mantener su posición como ciudad-estado griega predominante, mientras que los tebanos luchaban por expandir su propia influencia.

La batalla dio comienzo con los peltastas mercenarios espartanos (hostigadores armados con jabalinas) atacando y haciendo huir del campamento beocio a los acompañantes y a otras personas que no deseaban luchar.

Los comandantes griegos normalmente combatían este efecto situando a sus tropas con mayor experiencia y de más renombre en el ala derecha (para contener el movimiento), mientras que las tropas más débiles o novatas se situaban a la izquierda.

Por otra parte, la llegada de un ejército de Tesalia sirvió para que un segundo ejército espartano comandado por Arquidamo II decidiera no intervenir y retirarse, mientras que los tebanos prefirieron cesar su persecución sobre los espartanos supervivientes.

Su hijo, Alejandro Magno, llevaría los desarrollos militares de su padre a un nuevo nivel.

Hanson y Kagan argumentan, por tanto, que la táctica tenía una finalidad principalmente dilatoria.

Por otra parte, la batalla demostró que la superioridad numérica ya no era un factor desequilibrante en combate, sino todo lo contrario.

La nueva táctica era tan insultantemente sencilla que sólo una mente genial podía haberla concebido.

en Mantinea volvieron a encontrarse Epaminondas y los espartanos, ahora aliados con Atenas, con idéntico resultado: una brillante victoria de Tebas que desplazaba a Esparta y Atenas del liderazgo griego.

En la parte superior se describe el orden de batalla hoplita habitual, mientras que en la parte inferior aparece la estrategia de Epaminondas en Leuctra. El ala izquierda, más fuerte, avanza, mientras que la débil ala derecha retrocede. Los bloques rojos muestran la localización de las tropas de élite en cada falange.