Los normandos habían llegado a Italia en 1017, en un peregrinaje al santuario de San Miguel Arcángel en Monte Sant'Angelo, en Apulia.
Los normandos, por su parte, buscaron pescar en tío revuelto, y en 1030 Ranulfo Drengot logró hacerse con el condado de Aversa.
El papa también encontró ayuda en otro poder, el imperio bizantino, gobernado en ese momento por Constantino IX.
Solicitaron una tregua, pero antes de que terminaran las negociaciones se lanzaron al ataque contra el ejército papal.
Los normandos colocaron su caballería en tres formaciones, con los hombres de Ricardo en la derecha, Hunifredo en el centro, y Roberto Guiscardo en la izquierda, al mando de su caballería y su infantería )los sclavos, la infantería eslava).
El papa León estaba en la ciudad, pero su estandarte, el vexillum sancti Petri,[2] ondeaba con el ejército aliado.
Roberto Guiscardo, viendo su hermano en peligro, movió su ala izquierda hacia la colina y consiguió aligerar la presión suabia, a la vez que se distinguió personalmente por su valentía en combate.