Felipe IV no podía permitir una situación así en el norte de su reino.
Aquella rebelión podía dar ideas a otras regiones, como Gascuña.
Por ello, Felipe el Hermoso empezó a buscar fondos para reclutar un nuevo ejército.
Los franceses dudaron en atacar y prefirieron lanzar a sus 800 caballeros contra las tropas de St.
Estas intentaron resistir,, pero fueron dispersadas y el tren de suministros quedó abandonado al saqueo.