Debido a que eran militares o policías que actuarían de manera encubierta, vestidos de civil, en dicho episodio se caracterizaron por identificarse entre sí con un pañuelo o guante blanco.
En dicha acción tomaron parte activa de un plan orquestado previamente para simular un enfrentamiento a tiros entre estudiantes del movimiento armados y el ejército de México.
[1] Para ello el batallón contó, además del despliegue de sus elementos en la plaza y los edificios aledaños, con francotiradores apostados desde la mañana del 2 de octubre en la plaza y sus inmediaciones.
Se infiltraron en la manifestación hasta llegar al tercer piso del edificio Chihuahua.
La responsabilidad de este horrible suceso se dividió entre Luis Gutiérrez Oropeza y el presidente Gustavo Díaz Ordaz, pero realmente la responsabilidad fue de Luis Echevarría Álvarez.