Algunas fuentes señalan que Luis Echeverría, entonces secretario de Gobernación del presidente Gustavo Díaz Ordaz, envió al coronel Díaz Escobar al Departamento del Distrito Federal con la consigna de crear un grupo paramilitar que reprimiera cualquier manifestación de todo movimiento que criticara al gobierno.
A los reclutas se les otorgaba educación universitaria, pago en dinero y la promesa de un futuro brillante en el PRI.
[9] En algunos casos, sus integrantes eran contratados como parte de oficinas ajenas a las actividades que desempeñaban.
De acuerdo a la Embajada, el grupo operaría completamente fuera del departamento de Policía del Distrito Federal y, por sus edades, estos individuos serían usados para liderar y entrenar a los Halcones.
Las personas elegidas eran exmilitares, especialmente antiguos integrantes de la Brigada de Fusileros Paracaidistas como Víctor Manuel Flores Reyes, Rafael Delgado Reyes, Sergio San Martín Arrieta, Mario Efraín Ponce Sibaja y Candelario Madera Paz.
[1] Leopoldo Muñiz, exintegrante de los Halcones, confirmó que fue enviado, junto con otros 40 elementos, a ser capacitado en el extranjero.
[9] Los Halcones se infiltraban en el movimiento estudiantil, presentándose como activistas que incitaban a la violencia y los actos vandálicos, con lo que hacían parecer a todos los estudiantes como delincuentes potenciales.
Al promover el vandalismo, se buscaba la aprobación social para la represión por parte de la fuerza policial y el Ejército.
Según la Embajada de Estados Unidos en México, esta marcha celebraba también la victoria del presidente chileno Salvador Allende.
En esta participación, los Halcones usaron sables de bambú —o shinai— para golpear a los estudiantes, quienes los describieron como «gorilas entrenados por el ejército».
Más adelante, un grupo de 15 granaderos intentó repeler al contingente mediante gas lacrimógeno, sin surtir efecto.
[9] Sin embargo, en la parte media y trasera de la marcha se encontraban los Halcones infiltrados.
Los heridos fueron llevados al hospital Rubén Leñero, donde fueron auxiliados y escondidos por los mismos enfermos.
[9] El número de Halcones que participó en la represión varía según los testimonios, oscilando entre las 400 y mil personas.
Por su parte, el general Díaz Escobar cobró hasta febrero de 1973 en el Departamento del Distrito Federal, siendo enviado posteriormente a Chile como agregado militar.