Basílica de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro

Su diseño de estilo neogótico corresponde a los religiosos arquitectos Gustave Knockaert —conocido como «hermano Gerardo»—[1]​ y Huberto Boulangeot,[2]​ quienes pertenecían a la Congregación del Santísimo Redentor.

Los orígenes de la basílica se remontan a 1876, año en que llegan a Chile tres misioneros redentoristas (Pedro Merges, Agustín Desnoulet y Antonio Ortiz), quienes buscaban establecer la congregación en el país.

[4]​ La planificación de este sistema correspondió al ingeniero estadounidense Juan Tonkin.

[4]​ En el interior de la Basílica se instalaron confesionarios hechos con madera de roble americano y un órgano francés construido por la casa Neuville Frères en 1897,[5]​ que más tarde fue declarado Monumento Histórico.

[3]​ Posee cinco naves, pero solo tres de ellas fueron terminadas, las otras dos permanecen cerradas y son usadas como pasillo o bodega.

[4]​ Ese día y de manera inédita, el músico Domingo Santa Cruz ofreció un Te Deum.

Una fotografía panorámica del interior de la basílica, donde se aprecia el cielo raso, el altar mayor y el piso de baldosas.