Baphomet

[2]​[3]​[4]​ Se cree que este presunto numen era una cabeza barbada y con pequeños cuernos.

Esto explicaría por qué razón los templarios fueron acusados de herejes tras haber tomado contacto en Tierra Santa con los sarracenos y sus creencias.

Los templarios acusados de herejes vivían en Occitania, cuya lengua local era el occitano.

Otras fuentes más aventuradas sostienen que la testa barbuda en cuestión correspondería a Jesucristo.

Así, el sumo pontífice se enfrentó con la realeza por diversas causas, casi todas ellas relacionadas con la preponderancia del poder religioso sobre el civil, de manera que fue acusado por Felipe IV de hechicero, hereje, sodomita y simoníaco, pues se le había encontrado en ocasiones hablando con una estatuilla que hacía las veces de Satanás o de Diablo –mantenía guardada esa imagen en una recámara personal y la consultaba cada vez que tenía que tomar una decisión-.

[6]​ A causa del especial encono que tenía Felipe IV hacia Bonifacio, no se sabe si propio o transmitido por Nogaret, se negaron a soltar presa a pesar de los sucesivos pactos que propuso Clemente V, y siguieron instruyendo el expediente judicial, el cual quedó terminado en 1307.

Poco antes del Concilio de Vienne, el expediente se diluyó por la desaparición de algunos testigos, con lo que se sobreseyó el caso, dejando en libertad al castigado obispo, que no llegaría a ocupar ninguna diócesis más y moriría unos meses más tarde.

El factor común de todos los ataques descritos –llamados ataques mágicos por Peter Partner-, sobre todo en los que participa Nogaret, es el cuadro de acusaciones: escupir sobre la cruz, la sodomía y la apostasía –mezclando ídolos o no-.

Lo único que varía es la descripción del tan nombrado ídolo por parte de los reos –ver el apartado posterior al respecto Nombre)- que nunca llegó a despertar sorpresa ninguna en los inquisidores.

[23]​ Para terminar esta prolija mención a las declaraciones de inocencia que la Orden mostró por medio de sus miembros interrogados en diversos países, queda reflejar la inocencia que quedó manifestada por los defensores del Temple durante su proceso en Francia.

Por orden real se peinaron todas las casas, iglesias y encomiendas templarias con el objetivo de llevar a París cualquier imagen, ligeramente apartada de la ortodoxia, que pudiera tomarse por el famoso ídolo.

No se encontró más que una imagen en la casa de la Orden en París, el famoso Temple.

[26]​ Tal como se ha comentado en las líneas precedentes, era de dominio público que para referirse a ídolos, o a la idolatría, se utilizara el término “bafomets” o “bafomético”, respectivamente.

Dos años después, cuando se le pidió una ratificación de su declaración señaló que no lo había visto más que dos veces, y no visto sino supuesto, pues estaba debajo de una tela, y en esas ocasiones nadie lo había adorado.

Tenía una etiqueta para distinguirla en la que se podía leer: Caput L V III m, es decir, Cabeza 58 m. Solo un testimonio podría acercarse a esta descripción.

Fulcanelli sintetiza la descripción con estas palabras: “El bafometo es la imagen sintética en la que los iniciados del Temple habían agrupado todos los elementos de la Alta Ciencia y de la Tradición”,[57]​ aunque sin añadir más sobre su posible apariencia o utilización posterior.

Los testimonios recogidos durante el proceso tienen poco que ver –aunque alguno concuerde-, y podría estar causado más por la moda ocultista de mediados y finales del siglo XIX que por una verdadera información.

Esto debido a que para la Iglesia católica, Hugo de Payns era simplemente un lego que había escogido el camino de la religión como tantos otros monjes y sacerdotes anónimos.

[61]​ Las funciones que se atribuyen al ídolo templario son tan variadas como sus descripciones, o el origen de su nombre.

Explica que el baphomet –pues lo llama así-, está constituido por un cuerpo con dos caras horribles con cabellos como serpientes, bocas entreabiertas y miradas de codicia.

Además, para este último caso, se describe el caso de tres templarios que en el castillo Château Pèlerin realizaron prácticas de sodomía y cómo fueron castigados.

En ellos no se menciona en ninguna ocasión acto que pudiera tacharse de poco ortodoxo siquiera.

Sin embargo, sí existe cierta unanimidad, salvo pequeños matices, en la consideración que merecen algunos símbolos relacionados con el baphomet para estudiosos de la simbología, siempre y cuando se considere que el bafomet templario era una cabeza pseudohumana con pequeñas variantes.

[73]​ En cuanto a este último aspecto, es de destacar que las figuras relacionadas con la religión y la sabiduría –o el conocimiento- siempre aparecen barbadas.

En concordancia con la creencia sufí y chamánica, Atienza propone el simbolismo de la ascensión personal, una ligazón entre el individuo y lo sagrado o lo divino, también signo de dominación sobre las fuerzas del universo.

Si está anudada representa una ligadura a un grupo, asociación, misión o idea, así como virtudes secretas y mágicas.

[81]​ La cabeza aparece acompañando a algunos santos anacoretas, como San Bruno y San Pedro de Alcántara –frecuentemente sujetándola en su propio regazo-, así como a las representaciones de María Magdalena –también sobre el regazo-.

Cuando se intenta aplicar a un ‘bafomet’ una investigación sobre los cinco aspectos esenciales: ceremonias secretas, finalidad, forma, gestión y simbolismo, parece que la hipótesis de partida, la de que existieron los bafomets y se utilizaron en tales ceremonias –que probablemente eran iniciáticas-, no resiste el análisis.

Desde entonces, su vinculación con el macho cabrío de los aquelarres, como así también Satanás u otros demonios menores, ha sido inevitable.

[89]​ Del mismo modo, el ensayista español Manuel Guerra Gómez denuncia la procesión de Baphomet, también en el 29º grado masónico del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, señalando que la genuflexión en su homenaje se hace doblando la rodilla izquierda en lugar de la rodilla derecha para una genuflexión católica ante la adoración eucarística.

Imagen en bajorrelieve de una cruceta del convento de Cristo de Tomar ( Portugal ) representando una cabeza con varias facetas, un posible Baphomet.
Grabado que muestra un pentáculo conteniendo un buco iniciático.
Una gárgola vigilando la ciudad de París y la Torre de Saint Jacques, al fondo.
Gárgola que corona una de las fachadas de la catedral Notre Dame de París . La imagen del monstruo con diversas formas integradas, barbudo e inquiriente es recursiva en distintos ejemplos de la imaginería cristiana.
Baphomet según Eliphas Lévi .
El Baphomet en la masonería, en la broma de Taxil , ilustración de Pierre Méjanel .