La bandera del Estado añade el escudo nacional en el centro.
Según un relato legendario, la bandera fue inventada por el Duque Leopoldo V de Austria (1157-1194) tras la dura Batalla de Acre en 1191, durante las Cruzadas, cuando sus ropajes de color blanco quedaron totalmente manchados de sangre, excepto la parte que tapaba su cinturón, que quedó blanca.
En realidad, la bandera fue diseñada en el siglo XIII por el duque Federico II de Austria (1210-1246), el último de la dinastía Babenberg, quien buscaba una mayor independencia del Sacro Imperio Romano Germánico.
En 1869, tras el Compromiso de 1867 del Emperador Francisco José I que dio origen al Imperio austrohúngaro, Austria adoptó el emblema imperial antiguo como suyo, mientras que Hungría adoptó una bandera propia.
Para los asuntos concernientes a ambos Estados, el Imperio utilizó dos banderas especiales: la bandera de guerra era una tribanda albirroja con un escudo centrado en la mitad izquierda, mientras que la bandera mercante sumaba al lado derecho el escudo menor húngaro, y la franja inferior era roja en el sector izquierdo y verde en el derecho.