Durante la Sexta Cruzada, Balián apoyó el emperador Federico II Hohenstaufen por el trono de Jerusalén.
Negoció con Giordano Filangieri, el mariscal de Sicilia, enviado por Federico en 1228 para representar su autoridad en Acre hasta que el emperador pudiera hacer el viaje personalmente.
Balián era el principal aliado nativo de los cruzados en el momento en que no fueron bien recibidos por los lugareños.
Balián apoyó al emperador y su germanización, pero intentó, como en la anterior cruzada, evitar un baño de sangre.
Su hijo Julián le sucedió en Sidón, la mayor parte de la cual había sido recuperado por Balián.