[1] Originalmente construida en torno a los siglos V-VI por los heftalitas y ampliada en los siglos IX-XI por los shahis hindúes,[2] se encuentra al norte del lago Hashmat Jan, en el extremo sur de la cordillera Kōh-e-Sherdarwaza.
Las antiguas murallas de Kabul comienzan en esta fortaleza y siguen la cresta montañosa en una amplia curva hasta alcanzar el río.
A lo largo de los siglos ofrecía protección y alojamiento tanto a la nobleza como al personal y sus familias; en total, podía alojar hasta mil personas en tiempos de asedio.
[3] Originalmente se dividió en dos partes: la fortaleza inferior, que reunía los establos, cuarteles, tres palacios y una mezquita; y la fortaleza superior —la propiamente llamada Bala Hissar—, que albergaba la armería, los graneros y los notorios calabozos de Kabul, conocidos como Siyah Chal (lit. ‘el foso negro’).
[8] Sus estructuras defensivas se erigieron en torno a un sistema de terrazas que cubrían la cumbre, en cuyo punto más alto pudo haber un mausoleo.
[1] Hacia finales del siglo X, Kabul pasó a dominio de los gaznávidas.
El conquistador turcomongol Tamerlán, fundador del imperio, nombró a uno de sus nietos gobernador de la ciudad (por lo que también es plausible que utilizara la ciudadela como residencia, aunque tampoco está mencionado).
Babur, quien había perdido sus tierras ancestrales en Asia Central, convirtió a Kabul en su base durante 22 años (hasta su marcha a India), durante los cuales la ciudad se desarrolló y consolidó su importancia comercial.
Una frase de la Baburnama cita: «Bebed vino en el fuerte de Kabul y volved a llenar la copa sin parar; pues Kabul es montaña, río, ciudad y llanura en una».
Debido al estado actual de Bala Hissar, no se sabe si dicho edificio llegó finalmente a completarse.
Sus diez años de reinado fueron muy ajetreados, y de hecho se encontraba destronado durante 15 años tras perder el control sobre sus tierras, primero a Sher Shah, fundador del Imperio suri (tras invadir Bengala).
Ya como emperador, Jahan, quien pasó gran parte de su reinado batallando a lo largo y ancho del imperio, fijó su residencia en Bala Hissar durante la guerra mogol-safávida.
[12] Cuando los mogoles perdieron Kabul, la fortaleza cayó en el abandono tras pasar a manos persas y durranis, hasta la llegada al poder del segundo sah durrani, Timur Shah, en 1773.
[1] Durante la guerra civil afgana, en 1994, Bala Hissar volvió a ser centro de acciones violentas durante los enfrentamientos entre las facciones armadas de Ahmad Shah Masud y Gulbudin Hekmatiar.