Essos

Culturalmente es también muy distinto entre sí, por un lado, el occidente se ve influenciado por el legado del Feudo Franco de Valyria.

En la zona noroeste se encuentran los desaparecidos Reinos de Sarnor, los cuales fueron destruidos por los Dothrakis durante el llamado Siglo Sangriento.

La zona oriental de Essos es la más desconocida debido a que apenas está cartografiada.

Allí se encuentran los desiertos de Mossovy y el Desierto Gris, calificados como llanuras frías, tratándose probablemente de tundras que se extienden más allá del mundo conocido.

En la zona sureste se hallan los lejanos puertos de Asshai y las extrañas Tierras Sombrías.

Asshai destaca por ser una ciudad construida con piedra negra, lo que sumado a su cercanía con las enormes montañas de las Tierras Sombrías le hace tener siempre un aspecto tenebroso y oscuro al estar invadida por sombras.

Sus habitantes visten siempre con velo o túnica y se hacen transportar en palanquines por sus esclavos.

Asshai tiene una lengua propia que es descrita como ululante y estridente, aunque se sabe que en la ciudad se conoce también el alto valyrio y la Lengua Común debido al abundante contacto con otras tierras.

Los ibbeneses son descritos como hombres de estatura baja, velludos y corpulentos.

Lhazar es una región de tierras semi áridas al sur del Mar Dothraki.

Las tres ciudaes conocidas de la región son Hesh, Lhazosh y Kosrak.

Al noreste se encuentran las ruinas de Vaes Mejhah y Krazaaj Has.

El Mar Dothraki es un área interior del continente compuesta por una amplia planicie de pasto, con hierbas más altas que una persona.

Por otro lado, el poder económico recae sobre los príncipes mercaderes, los cuales se puede decir que ostentan el poder real en Qarth.

Al este se ubican dos lagos y un segundo río que acaba en la Bahía de los Colmillos.

La región destaca por tener una geografía boscosa donde se conocen cuatro ciudades: Yin, Jinqi, Asabhad y Tiqui.

La región es gobernada por el Imperio Dorado de Yi Ti, regido por un Dios Emperador que es considerado una deidad, aunque su autoridad apenas sobrepasa los límites de su capital, delegando el gobierno del imperio en administradores y señores locales.