[3] De hecho, se cree que el obispo milanés anónimo mencionado en algunas cartas del Papa Pelagio I (556-561) debe identificarse con Ausano.
Una tradición medieval, que no tiene fundamentos históricos,[6] asocia a Ausano con la aristocrática familia milanesa de los Crivelli.
[7] A pesar de las duras palabras del Papa Pelagio I hacia él, Ausano es venerado como santo por la Iglesia milanesa.
La primera evidencia del culto atribuido a Auxano se encuentra en una crónica del siglo XIII atribuida a Goffredo di Bussero, quien "alaba a Ausano como un apóstol infatigable (praedicationis officio non lazy impleto) y como un taumaturgo (clarus miraculis coronatus quievit)".
En 1609, el cardenal Federico Borromeo hizo que sus reliquias fueran sometidas a una cuidadosa inspección.