Aurelio Mosquera Narváez

Viajó a París para continuar sus estudios y al volver a su patria alcanzó un gran prestigio como profesor, decano y rector de la Universidad Central.

Ante esta situación se presentaron dos candidaturas que representaban a las dos mayorías parlamentarias: La del Dr.

Entregaba al Estado el dominio inalienable e intransferible de las riquezas del subsuelo.

Disponía que "no (podía) ser elegido presidente el mandatario, agente o abogado defensor de compañías extranjeras", lo que afectaba las aspiraciones presidenciales de Carlos Arroyo del Río, el más opcionado entre los liberales.

La contrarreforma se alimentaba en el temor de liberales y conservadores al bolchevismo socialista y cosechaba el hábil trabajo de los liberales para purgar del Ejército a los líderes más progresistas.

Respondía a la circunstancia externa de miedo al socialismo estatal.

Las oligarquías serrana y costeña volvían al Poder directo e imponían una moral legalista indiferente a la realidad social del Ecuador.

Corno el Congreso Extraordinario había dispuesto que los cargos de período fijo se dieran por terminados, Mosquera colocó en puestos estratégicos a elementos conservadores, controló la autonomía municipal y reorganizó los colegios laicos y las universidades argumentando que el movimiento estudiantil se hallaba politizado y que las cátedras se habían convertido en "tribuna catequista de principios disolventes", como escribe el sociólogo marxista Agustín Cueva.

Mosquera clausuró la Universidad Central y el colegio Juan Montalvo, reprimió al Sindicato Nacional de Educadores e impulsó una organización paralela más profesional.

El Congreso de 1939 restableció la exoneración de derechos a los bienes importados por las compañías extranjeras y concedió las facultades extraordinarias al presidente para ayudarle en la preservación del orden público.

Al lado del lecho presidencial se encontraría una botellita de laudano, Mosquera como médico que era no podía equivocar la dosis sin que cayera en el suicidio.

Mausoleo de Aurelio Mosquera en el Cementerio de San Diego .
Placa de su mausoleo, detalle.