Atamania participó durante el siglo IV a. C. en la primera unión de la Liga de Corinto y en la Segunda Liga ateniense.
En el transcurso del siglo III a. C. Atamania estuvo bajo el control de Epiro.
Bajo el rey Aminandro los atamanios pudieron liberarse entre 220 a. C.-190 a. C. contra el poder de los estados adyacentes, mientras ellos cambiaban repetidamente las alianzas.
Como un premio a su neutralidad en la primera guerra macedónica, Filipo V de Macedonia les había otorgado la isla de Zante.
En la segunda guerra contra Filipo, sin embargo los atamanios apoyaron a los romanos.