[6] El término de Asturianos se caracteriza por estar situado entre bosques de robles —o carballos según denominación local— junto a otras especies arbóreas como tejos, acebos, castaños o serbales, junto a praderas y lomas en las que el helecho común puede aparecer como planta de sotobosque, junto a otras especies herbáceas propias del robledal.
[14] En la época romana se encontraba cercano al importante enclave romano de Petavonium,[15][16][17][18] situado en Rosinos de Vidriales, así como a la calzada vía XVII que unía Asturica Augusta, hoy Astorga, con Bracara Augusta, la actual Braga, en el vecino Portugal.
[28] Asturianos es uno de los municipios donde tradicionalmente se hablaba el Idioma asturleonés, hoy casi desaparecido pese a los esfuerzos realizados para su conservación por Asociaciones Culturales como Furmientu,[29] la Asociación Cultural Faceira,[30] El Teixu,[31] y otras, así como a los reiterados requerimientos realizados por la Unesco a las administraciones españolas para su estudio y protección.
[37] En los últimos años ha experimentado un importante movimiento turístico, intensificado especialmente en la época estival.
[38][39][40][41] Además, los numerosos visitantes que se acercan hasta el pueblo han provocado que en los últimos años se hayan abierto diversas casas rurales, bares y restaurantes.
La vía pecuaria utilizada es la cañada El Vidoleo que une Benavente a la Alta Sanabria.
La iniciativa ha sido considerada por algunos como la primera empresa productora y comercializadora de vino netamente sanabrés.
El retablo mayor comenzó a construirse en 1652 por Jerónimo del Campo, aunque no se pintó hasta 1685 y posteriormente fue modificado en 1712, según la documentación estudiada a la hora de acometer la rehabilitación.
La composición se completa con los dos retablos laterales que están dedicados a la Virgen de Guadalupe y la Virgen del Rosario y que pertenecen a la primera mitad del siglo XVIII.
Se encuentra situada en las afueras del casco urbano, al pie del Camino de Santiago sanabrés, y externamente muestra una monumentalidad destacada, reflejo de su categoría e importancia pasada.
En su interior destacan tres retablos barrocos recientemente restaurados y pertenecientes a la primera mitad del siglo XVIII.
Su obra ha sido atribuida Jerónimo del Campo, artista de la época.
Además, en su interior se pueden observar diversas imágenes procedentes de distintas épocas.