En él, Lejárraga transmitió el deseo de muchas mujeres de fundar una asociación femenina que diera cabida a todas las ideas políticas y a todas las clases sociales.
[3] En los meses posteriores se difundió a través de octavillas y sueltos en los periódicos.
[8] La Cívica llevó a cabo unas tareas mucho más comprometidas con los cambios socioeconómicos y pedagógicos de la República que el Lyceum Club Femenino.
[9] Sus actividades hallaron especial eco en la revista Cultura integral y femenina, fundada en enero de 1933 y en cuyo comité de redacción se hallaba Clara Campoamor, Lejárraga, Eulalia Vicenti, Consuelo Berges, Elisa Soriano, Aurora Cáceres, Halma Angélico e Isabel Oyarzabal.
[10] Entre sus asociadas también estaba María Lacrampe, que colaboró con Lejárraga en la creación del Comité Pro Presos, tras la revolución de 1934.