Después del final de la ocupación, las posibilidades de libre pensamiento crítico en el medio comunista se volvieron más limitadas, debido a la autoridad política, más centralizada.
Jorn regresa a Dinamarca en 1951 y emprende un intenso trabajo de cerámica en 1953.
[5] Jorn consideraba única la cultura nórdica por abarcar muchas contradicciones y ambigüedades y la contraponía a la tradición del sur de Europa, porque tomaba como punto de partida las imágenes antes que las palabras.
[5] Jorn luchó a favor de una libertad total del arte.
Realizó una obra múltiple, pintura, collage, escritura, tapices, escultura, en los últimos años de su vida, cerámica, y una obra valiosa sobre papel (grabados, litografías, dibujos, ilustraciones de libros).
Jorn pone también su arte al servicio de una rebelión contra lo sagrado.