[4] Esa misma tarde, según el testimonio dado por padre e hijo, Frank (de 16 años) creyó sentir una señal y afirmó que su madre “tenía una mirada demoniaca, fría como el hielo y una sonrisa sarcástica en los labios”.
[8] Frank Alexander manifiesta que sus hermanas también están poseídas por el diablo[3] y procede a "liberarlas del maligno".
[4] Al igual que la madre, las dos hijas no se protegieron de los golpes y fueron posteriormente mutiladas.
[8] El doctor Trenkler, quien estaba presente cuando Harald y Frank confesaron los hechos, llamó inmediatamente a la policía.
[5][9] Durante el juicio, Frank mostró una actitud desafiante hacia los miembros del jurado y parecía estar "fuera de sí".
[2] Los especialistas y peritos indicaron que Harald tenía una enfermedad mental "delirante crónico de base esquizofrénica".
[4][5][6][7][8][9] Finalmente, el tribunal dictaminó que no eran los autores responsables, pues los asesinatos fueron realizados en plena "enajenación mental".