Carlos planeaba tomar la conferencia por la fuerza y secuestrar a todos los 11 ministros de petróleo presentes para exigir rescate, con la excepción de Ahmed Zaki Yamani y el ministro iraní Jamshid Amuzegar, los cuales serían ejecutados.
Mientras Carlos entraba a la sala de conferencias y disparó contra el techo, los delegados se agacharon bajo la mesa.
Carlos exigió un bus para que su equipo fuese llevado con los rehenes hasta el aeropuerto, donde los esperaría un avión DC-9 y su tripulación.
Durante el ataque, Hans-Joachim Klein fue herido, pero Carlos se rehusó a dejarlo atrás y pidió asistencia médica.
El comunicado estaba escrito en francés y exigía al mundo árabe a deliberar una “guerra total de liberación”.
La policía de Viena declaró que 96 rehenes habían sido tomados durante el ataque.
Carlos luego fue llamado desde el avión una segunda vez y regresó después de dos horas.
Boumédiène también debió haberle ofrecido asilo a Carlos durante este tiempo y también posiblemente compensación financiara por fallar cumplir su cometido.
Mientras su mano iba a buscar en su abrigo, Khalid fue rodeado por guardias y se le encontró un arma enfundada.