Todas sus obras, a excepción de la novela no publicada Werner, están relacionadas con la Selva del Perú.La única alegría para Hernández consistía en "mirar los barcos ingleses que pasaban croando rumbo a Liverpool, cargados de goma".Sin embargo, dijo alguna vez el escritor "En realidad, yo he aprendido todo lo que sé, trabajando."[3] Este descubrimiento lo llevó buscar un colegio privado donde, luego de contar su caso, le permitieron inscribirse como alumno libre para continuar sus estudios.El dinero del caucho pagaba además los sueldos de los empleados públicos, incluyendo a los militares.Luego de 5 meses, la revolución fue dominada y Hernández, con sólo 18 años, fue hecho prisionero junto con otros insurrectos que intentaban escapar hacia la costa.Fue llevado por tierra hasta Lima donde fue encerrado mientras esperaba su juicio, primero en un viejo velero en el Callao y luego en la cárcel Guadalupe destinada a presos políticos.A cambio la Marina le dio las facilidades para continuar sus estudios en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.Hernández conoció a otro importante escritor peruano, Ventura García Calderón, quien fue el artífice de la edición y distribución de su obra en Europa, que a la postre sería la que lo haría famoso en el Perú.Ese año Sangama se vuelve best seller en Europa lo que motiva sucesivas ediciones de gran tiraje en Perú con Juan Mejía Baca.