Arturo Camacho Ramírez

[6]​ Su personalidad bohemia y festiva le granjeó muchísimos amigos en todas las latitudes, que aún recuerdan su humor chispeante, sus parodias poéticas, su rapidez de repuesta, su dominio del idioma y su sonora carcajada, que hizo un dúo inolvidable con las del poeta Julio Barrenechea, embajador de Chile, con quien tuvo una verdadera hermandad de bohemia, literatura y afecto mutuos.También perteneció a la famosa tertulia del Café Automático, junto con León de Greiff, Hernando Téllez, Hernán Merino, Ricardo Arbeláez Sarmiento[7]​ y donde se realizaban debates literarios, poesía a flor de piel, gracia permanente e irreverencia ante la pompa y la vanidad.[10]​ Allí se reencontró con Pablo Neruda, con quien tenía ya una amistad de varios años, y con él compartió la celebración del Premio Nobel, en compañía del también colombiano Gabriel García Márquez, quien lo obtendría años después, el argentino Julio Cortázar, el chileno Jorge Edwards, su traductor Jean Marcenac y su amigo Louis Aragón.Fruto de su paso por París es Carrera de la vida, publicado en 1976,[11]​ en el que se nota un giro en su poesía, particularmente en el poema que da título al libro, resaltado en el prólogo por Pablo Neruda como un poema "tan delantero y orbital que su gracia nos estimula y su verdad nos derrota: ese poema es un triunfo".Son dos tomos que recogen, además de las obras mencionadas, su última producción, Asuntos del extasiado.