[4] Arturo era nieto del italiano Pietro Alessandri Tarzi, quien decidió viajar a Chile desde Buenos Aires.
Además, requirió varias naves para agilizar el comercio de los más diversos productos.
Esto le permitió llevar una vida acomodada y realizar varios viajes a Europa.
En 1842 se convirtió en ciudadano chileno y en 1851 fue nombrado cónsul general de Cerdeña en Chile por el rey Víctor Manuel II.
Ahí, en medio de las soledades del campo, Pedro comenzó a conseguir una cierta estabilidad económica que después le permitió casarse.
Tres años después, Susana estaba de nuevo embarazada y planeaba viajar a Santiago para el parto.
Muy de madrugada, para evitar los calores habituales en diciembre, se engancharon los caballos para iniciar el largo trayecto hacia la capital.
Su padre se dedicó a las labores agrícolas de la hacienda en la cual vivía y era administrador.
Y cual no sería la sorpresa de todos al ver que la botella se rompió.
En 1891, mientras estudiaba, participó en el diario La Justicia, opositor al presidente de turno, José Manuel Balmaceda.
Inició su vida política en 1897, integrándose al Partido Liberal (PL), y asumiendo como diputado por Curicó, en donde saldría reelecto por casi veinte años más, gracias a la protección del influyente Fernando Lazcano.
En 1915, cuando ya presentaba sus primeras aspiraciones presidenciales, retó al senador en ejercicio por la Provincia de Tarapacá, Arturo del Río.
Las elecciones parlamentarias de 1918 le otorgaron un amplio triunfo a la Alianza Liberal, que dominó tanto el Senado como la Cámara.
Nombró un gabinete aliancista con Alessandri como Ministro del Interior, que juró el 22 de abril.
En 1920 se postuló a la Presidencia de la República por la Alianza Liberal, ganando por un estrecho margen a su oponente de la Coalición -llamada en esta elección Unión Nacional, al incorporar al Partido Conservador-, Luis Barros Borgoño, para el periodo 1920-1925.
En Chile existía un régimen presidencial con instituciones parlamentarias muy fortalecidas, lo que llevaba a un peso mayor del congreso (en Chile nunca existió un régimen parlamentario como tal, de acuerdo a las definiciones de la ciencia política), que generaba que un alto nivel de dependencia del ejecutivo con el parlamento.
Sin embargo, el país se vio afectado por la baja de precio del oro blanco (salitre) como consecuencia del término de la Primera Guerra Mundial y el desarrollo del salitre sintético, lo cual hundió al país en una profunda crisis económica que ya se venía arrastrando desde principios de siglo, a lo que se le sumó una crisis social.
Debido al sistema pseudoparlamentario de la época en el que Alessandri estaba inmerso, todos sus proyectos sociales habían sido aplazados o definitivamente cancelados, ya que poseía minoría en el Congreso Nacional.
[9] Todo su gobierno se caracterizó por altercados con el congreso, llegando incluso a intentonas de matar a tres diputados (Ismael Edwards, Conrado Ríos y Emilio Tizzoni), cuando estaban en gira política por sus respectivas provincias.
A este hecho se le conoce hasta hoy como «ruido de sables».
Sin embargo, no fue aceptada su renuncia y en cambio se le dio licencia por seis meses para ausentarse del país.
Alessandri volvió al país el 20 de marzo,[11] teniendo como principal objetivo crear una nueva constitución.
En 1925 Alessandri decide hacer un cambio de ministros que le permitiera deshacerse de Ibáñez, pero este decide no presentar la renuncia y queda como único ministro, provocando que todo comunicado sin su firma fuera nulo.
Algunos autores como Ricardo Donoso señalan que estuvo detrás de una conspiración en 1928 para derrocar al gobierno.
Se publicó incluso una carta escrita por el propio Alessandri en la revista Sucesos, algo que siempre desmintió.
En octubre del mismo año, se realizaron nuevas elecciones presidenciales, en las que Alessandri, con el apoyo del Partido Liberal y Radical, triunfó fácilmente, iniciando así su segundo periodo presidencial.
Las elecciones presidenciales de 1938 se jugaban a tres bandas, Gustavo Ross Santa María por la derecha, Pedro Aguirre Cerda por el Frente Popular y Carlos Ibáñez del Campo, con el apoyo de sus seguidores y del nacionalismo chileno.
Las condiciones eran favorables a Gustavo Ross, que con los votos de sus adversarios divididos podía obtener fácilmente la mayoría simple.
El general Arriagada al mando intentó simular que los nacistas habían muerto en armas, pero no lo logró.