[1] Los gérmenes pueden llegar a la articulación mediante varios mecanismos, siendo el más habitual la diseminación hematógena, en la cual los microorganismos son transportados por la sangre desde otro lugar del cuerpo, por ejemplo un foco infeccioso dental, renal o una endocarditis.
Salvo en la artritis gonocócica, en el 90% de los casos se afecta solamente una articulación (monoartritis), sobre todo rodilla, cadera, codo y muñeca.
Casi siempre está provocada por bacterias, rara vez por virus u hongos.
Más raramente el gonococo, E. coli, Klebsiella sp., Pseudomonas sp., Haemophilus influenzae, Mycobacterium tuberculosis u hongos, por ejemplo cándidas.
En ocasiones es necesario realizar el drenaje de la articulación para evacuar el contenido purulento que se encuentra en su interior.