Arte budista

El arte budista tiene también su mejor plasmación en los lugares considerados santos, como Bodhgaya, Sarnath —lugar donde predica Buda su sermón—, Lumbini, etc.

Asimismo son importantes los monasterios de peregrinación, entre los que destacan Ajanta, Amaravati, Sanchi, Ellora, Anuradhapura, etc.

Este arte icónico se caracterizó desde el principio por un idealismo realista, que combina figuras humanas realistas, proporciones, actitudes y atributos, junto con un sentido de la perfección y serenidad que tiende a alcanzar lo divino.

Mientras el budismo se expandía fuera de India a partir del siglo I d. C., sus formas artísticas originales se mezclaban con otras influencias, que llevaron a una diferenciación progresiva entre los países que adoptaron esa religión.

Las formas de arte figurativo-humano también estaban prohibidas en el islam, por lo que el arte budista sufrió numerosos ataques, que culminaron en la destrucción sistemática de sus obras por parte del régimen talibán.

Al recibir esta religión de origen tan distante, China le incorporó fuertes influencias propias en su expresión artística.

Durante esta época, la capital Tang de Chang'an (actual Xi'an) se convirtió en un importante centro para el budismo.

Sin embargo, las influencias extranjeras se empezaron a percibir negativamente hacia el final de la dinastía Tang.

Confiscó las posesiones budistas e hizo que la fe se practicara en la sombra, afectando así el desarrollo ulterior de la religión y sus artes en China.

El budismo Dyana, que dio origen al zen japonés, continuó, sin embargo, prosperando por varios siglos, especialmente bajo la dinastía Song (1127-1279), cuando los monasterios Chan fueron grandes centros de cultura y enseñanza.

Esto se evidencia en las múltiples cavernas y estructuras llenas de esculturas que sobreviven hasta la actualidad.

El estilo de este arte autóctono era geométrico, abstracto y ricamente adornado con un lujo bárbaro característico.

Geográficamente localizado al final de la Ruta de la Seda, Japón pudo preservar muchos aspectos del budismo al tiempo que este desaparecía en India y era suprimido en Asia Central y en China.

Un sinfín de pinturas y esculturas se hicieron, muchas veces patrocinadas por el gobierno.

La creación del arte budista japonés fue especialmente rica durante los periodos Nara, Heian y Kamakura.

Estas cuatro palabras japonesas prácticamente intraducibles denotan los cuatro estados de ánimo fundamentales del furyu, es decir, la atmósfera general del "gusto" zen al percibir los momentos sin propósito que surgen en nuestra vida.

[1]​ Japón desarrolló un arte figurativa extremadamente rica para el panteón de las deidades budistas, a veces combinadas con influencias hindúes y sintoístas.

El arte zen se caracteriza sobre todo por sus pinturas originales (tales como el sumi-e) y la poesía (especialmente los haikus), esforzándose por expresar la verdadera esencia del mundo a través de representaciones «no dualísticas» impresionistas y poco adornadas.

El budismo tántrico, rama de la vertiente budista mahāyāna, aunque iniciado por buda Shakyamuni, se desarrolló en profundidad con Padmasambhava al este de India entre los siglos V y VI, así como tuvo su máxima expresión en el Tíbet.

Una vez realizado el mandala con arena de colores y seguidamente sin interrupción, se destruye, para simbolizar así la impermanencia del existir.

Como añadido, se relata en otras referencias que sus inspiraciones fueron fuertemente chinas, mongolas y autóctonas.

En comparación con el arte arquitectónico tibetano, donde las estupas tuvieron un gran detalle y desarrollo, en la arquitectura butanesa clásica destacan por su sencillez.

La influencia china fue predominante en el norte de Vietnam (Tonking) entre los siglos I y XIX.

Los primeros templos budistas se ubican en la Birmania central, como el de Peikthano, construido entre los siglos I y V.

Más tarde, se construyeron miles de templos budistas en Pagan, la capital, entre los siglos XI y XIII.

Camboya fue el centro del reino de Funan, que se extendió hacia Birmania, llegando hasta Malasia entre los siglos III y VI.

Bajo el Imperio jemer, se construyeron más de 900 templos en Camboya y en la vecina Tailandia.

Sin embargo, los saqueos han tenido un terrible impacto en muchos sitios históricos del país.

Con frecuencia, el arte jemer logra expresar una inmensa espiritualidad por medio de expresiones faciales acogedoras.

La nueva fe inspiró imágenes altamente estilizadas en el budismo tai, generalmente acompañadas de figuras muy geométricas y en algunos casos abstractas.

Garbhadhatu ( sánscrito ) o Taizo-kai ( jp. )- mandala
La Gran Estupa en Sanchi , India
Huella de Buda, siglo I , Gandhara. Templo ZenYouMitsu, Tokio .
Gandhara, siglo I
Mathura, siglo II
Arte de Serindia, siglos VI y VII terracota , Tumshuq (Sinkiang)
Altar de Maitreya (dinastía del Norte (386-534), provincia de Hebei, China)
Rollo de caligrafía Bodhidharma “Puntos zen directo al corazón humano, ve hacia tu naturaleza y conviértete en Buda”, por Hakuin Ekaku (1686 a 1769)
Mándala del Buda Sakyamuni , pintura tibetana
Yama (mediados del siglo XVII o principios del siglo XVIII , Tíbet)
Buda en cerámica cruda, Bután
Torre con tres caras en Angkor .
Buda calmando el océano, período Ayutthaya, Tailandia
Borobudur, siglo IX