[1] Su hermano le había seleccionado para ocupar el obispado de Tarso, pero él rehusó, lo que se atribuye a su ambición sobre la sede de Constantinopla.
Arsacio testificó en un sínodo contra Crisóstomo, y ayudó a su condena.
Crisóstomo le denunció como «adúltero espiritual y lobo con piel de cordero».
[2] Arsacio apeló al emperador Arcadio, que envió soldados para dispersar la asamblea, iniciando una persecución contra los seguidores de Crisóstomo.
Los obispos occidentales se negaron a reconocerle, y el papa Inocencio I exhortó al clero de Constantinopla a perseverar en su adhesión al verdadero arzobispo[4] Arsacio, desgastado por la vejez y por la fuerte oposición, murió el 11 de noviembre de 405.