[1] También conocida como diseño desagradable o arquitectura defensiva (no recomendada),[2] esta tendencia está habitualmente asociada como medio de repeler a las personas sin hogar, por ejemplo, en la forma de "pinchos anti-vagabundos", que se colocan en superficies planas para impedir su uso como lugar de descanso.
[3][4] La arquitectura hostil se planifica para impedir ciertas actividades consideradas incívicas si bien el resultado acaba, en muchas ocasiones, impidiendo su uso por otros colectivos y perjudicando la comodidad y la convivencia de todos los ciudadanos.
La arquitectura hostil trata de disuadir el skateboarding, el ensuciamiento, la vagancia y la micción.
[5][6] A pesar de que el término "arquitectura hostil" es reciente, existen antecedentes que demuestran la presencia de dichas técnicas en épocas pasadas, por ejemplo: deflectores de orina que datan del siglo XIX.
[7][8] Los críticos de la arquitectura hostil argumentan que este conjunto de técnicas imposibilita la vida en la calle, que reemplaza los espacios públicos por espacios comerciales o "pseudo-públicos" y fomenta una arquitectura "para aplicar divisiones sociales".