Se realizó un sorteo para elegir a la víctima, obteniéndose en primer lugar el nombre de la hija de Licisco, un noble epítida, pero el vidente ciego Epébolo dijo que la niña no era hija suya.
En cualquier caso, Licisco huyó a Esparta con su familia para evitar el sacrificio de su hija.
Furioso por esta declaración, Aristodemo mató a su hija y le abrió el vientre para demostrar la ausencia de embarazo.
Se libró una feroz batalla en la que el rey Eufaes perdió la vida, y como no había otros herederos al trono, Aristodemo fue aclamado rey por los mesenios, a pesar de la oposición de los adivinos Ofioneo y Epébolo, que no lo consideraban digno del trono por los sucesos ocurridos anteriormente (729 a. C.
[5] Sin embargo, los lacedemonios consiguieron por medio de un engaño lo que no obtuvieron por medio de las armas, tras hacer creer a Aristodemo que Mesenia había sido condenada a la destrucción.