Sus defensores, los partidarios de los derechos animales, sostienen que si algunos individuos de la sociedad humana como bebés, niños, seniles, comatosos e incapaces cognitivos tienen una condición moral particular, entonces los animales no humanos deberían tener una condición moral similar, ya que no hay características morales relevantes que los diferencien.
[2] Dentro de muchas posiciones morales los bebés, niños o comatosos son considerados pacientes morales, en el sentido de que a pesar de no tener facultades para actuar moralmente (y por lo tanto, no entrar dentro del criterio para ser considerados miembros del grupo que se beneficia de la conducta moral del grupo), su cuidado sí trae beneficios para el grupo.
No obsta a lo anterior el reconocimiento que la obligación de comportamiento moral no se limita a seres humanos, así la conducta de los miembros de un grupo se debe ajustar a las normas morales para no dañar las propiedades de los otros miembros (por ejemplo un automóvil), siempre que dicha acción conlleve un perjuicio objetivo para su propietario, cuando este tiene la calidad de agente moral.
[aclaración requerida] El argumento de casos marginales es considerado por los opositores del especismo como uno de sus mejores argumentos contra el antropocentrismo y a favor del sensocentrismo como cosmovisión moral o ética.
Peter Singer introdujo una versión de este argumento en su libro Animal Liberation.