Con este trío mostró algunas ideas completamente originales, muy similares a las que luego usó Charlo en sus acompañamientos con guitarras.
En agosto de 1935 hizo una última actuación local con su conjunto y partió a Buenos Aires para probar suerte con su violín y en una pensión famosa en el ambiente ubicada en la calle Salta, la Pensión La Alegría, convivió con músicos llegados con igual fin desde las provincias.
En 1958, formó como director y arreglista lo que constituyó un verdadero conjunto de cámara: Los Astros del Tango.
Debutaron en octubre en Radio Splendid y en tres oportunidades –dos autores por disco- grabaron tangos de Agustín Bardi, Alfredo Arolas, Enrique Delfino, Anselmo Aieta, Julio De Caro y Juan Carlos Cobián, en el sello Music Hall.
[2] En marzo de 1960, dirigió en el Teatro Ópera la Orquesta Gigante del Tango, actuando.
[2] La década de 1940 vio surgir un gran número de directores jóvenes y capacitados que se agregan a los que ya actuaban y se hizo necesario el aporte del profesional cuya especialización profesional sea plasmar en el pentagrama las pretensiones de evolución, y así creció en importancia la figura del arreglador e instrumentador, que contribuye a armonizar y pulir los estilos interpretativos de los conjuntos.
[2] Entre sus obras iniciales se cuentan el vals Madre mía y el tango Mariposa, con letra de Ramón Giachetta, otro vecino del pueblo, pieza que integró el repertorio de Osvaldo Fresedo, aunque sin llegar a grabarse.
[2] Galván opinó sobre la música que practicaba: Galván explotó las posibilidades de orquestación, tomando a veces al septeto como una orquesta reducida y, en ocasiones, enfrentando, un poco a la manera del concerto grosso barroco, un trío de tango (bandoneón, piano y contrabajo) a un cuarteto de cuerdas.