Anunciación (Leonardo, Uffizi)

Para mantener la reserva del encuentro, Leonardo pinta a la Virgen en un palacio, pero dejando entrever el lecho; además, un pequeño muro delimita el jardincillo.

El ángel es clásico, como iconografía, tiene las alas batiendo y sostiene un lirio blanco (Lilium candidum), símbolo de pureza.

El ángel revela su peso en la hierba, y se representa incluso el movimiento del aire que provoca al aterrizar.

La impostación de la posición es clásicamente leonardesca, considerando los drapeados, con pliegues amplios y mórbidos.

La hermosa joven, interrumpida en su lectura por este mensajero inesperado, pone un dedo de la mano derecha sobre la biblia para marcar el lugar, como si quisiera evitar que se cerrara, y alza la mano izquierda a modo de saludo.

Esta serena joven acepta su papel como Madre de Dios no con resignación, sino con confianza.

Es un sarcófago con elementos broncíneos cincelados que recuerdan a las ornamentaciones de este altar.

Usa perspectiva aérea, a la que Leonardo daba mucha importancia: pintaba los detalles más alejados como envueltos en una niebla, pues sabía que entre el ojo y un objeto visto a distancia se interponían capas de polvo atmosférico, de partículas y motas muy pequeñas, que hacen los contornos menos nítidos; Leonardo fue el primer pintor en preferir esta perspectiva atmosférica sobre la geométrica.

Analizando el cuadro con una simulación gráfica, y haciéndolo girar, se observa la desproporción en cuanto a la longitud del brazo.

Estudio de drapeado.