Fue nombrado, deán de la Catedral, cargo que ocupó durante veinticuatro años, gobernador del Arzobispado y rector de la Universidad en 1757.
Como antijesuita y enemigo del molinismo[1] fue presentado por el conde de Aranda para la mitra de Zamora, previniendo evitar oposición a sus proyectos sobre la Compañía de Jesús, como hizo con varios clérigos más en otras diócesis vacantes.
Durante su pontificado en Zamora llevó a cabo una importante labor de asistencia a niños huérfanos y abandonados.
De espíritu ilustrado, pagó a su cargo muchos maestros y creó premios para incentivar la instrucción de los niños Y la enseñanza del catecismo.
Gastó gran parte de sus cuantiosas rentas en favor de necesitados, llegando incluso a pedir fondos al cabildo para atender a enfermos de fiebres tercianas desfavorecidos y famélicos.