[cita requerida] Al finalizar la guerra en septiembre de 1905 los rusos ya tenían 13 submarinos en Vladivostock, aunque solo dos o tres podían operar simultáneamente por los continuos problemas técnicos.
Además los submarinos fueron enviados de forma apresurada al Lejano Oriente con equipos poco o nada entrenados, y una vez en el Pacífico fueron utilizados extremadamente mal.
[2] Durante la Primera Guerra Mundial los submarinos fueron una amenaza importante, aunque ninguna potencia tenía claro al principio cómo utilizarlos, ya que se trataba de un arma muy novedosa.
Como contramedida a los submarinos los destructores inicialmente solo contaban con su velocidad y armamento para atacar antes de que se sumergieran, empleando artillería o abordándolos.
La lucha antisubmarina se basó principalmente en la necesidad que tenían los submarinos de navegar en superficie para recargar las baterías o recorrer distancias largas.
Además empleaban las rutas comerciales, sin cambiar sus trayectorias ni perder tiempo en organizar convoyes porque la carga que llevaban no podía esperar.
Viajar en convoy y sin escolta adecuada no era aconsejable, por ello el Almirantazgo creía que dada la situación la mejor solución para un mercante era navegar en solitario.
[22] El Mediterráneo, aunque lejos de las batallas principales, era muy importante ya que los convoyes franceses lo cruzaban transportando tropas desde Túnez y Argelia a Europa.
Tras la guerra Francia no dedicó ya tantos esfuerzos, aunque siguió investigando y creó varios modelos de aparatos SS (Sondeur Spécial).
[53][54][55][56][57] En 1939 no estaba claro si los submarinos, que operaban entonces en unidades aisladas, podrían ser medianamente efectivos en aguas dominadas por el adversario.
El Almirantazgo británico había fijado en la Primera Guerra Mundial que un convoy no debía superar las 40 unidades por la dificultad de coordinarlos.
Las lecciones de la Primera Guerra Mundial indicaban que los escoltas equipados con sonar (ASDIC, siglas empleadas por el Gobierno británico) podrían ubicar los submarinos sumergidos y localizarlos visualmente en la superficie.
Ocho, diez, doce o mas submarinos se reunían frente a un convoy, efectuando un ataque coordinado para desbordar la defensa.
Nuevos diseños de modernos submarinos se encargaron, pero ya era demasiado tarde y solo un puñado llegaron a ser utilizados.
Así surgíó el buque MAC (Merchant Aircraft Carrier), que podía operar un pequeño grupo de cuatro aviones Swordfish.
Se mejoró el armamento antiaéreo y antisubmarino pero a la vez simplificando al máximo su diseño para facilitar su rápida construcción, esto permitió construir un buque en tan solo cuatro meses.
Asimismo los escoltas empezaron a contar con equipos radar, aunque ya demasiado tarde para cambiar el curso de la guerra.
Aunque no tan bueno como el de los aliados también se contaba con sonar activo, llamado Spezialgerät für aktive Schallerkennung (S-Gerät) fabricado por la empresa GEMA.
Los alemanes comenzaron a buscar sistemas de propulsión que permitieran una mayor autonomía bajo el mar y su esfuerzo fue seguido en la posguerra.
El tipo XXI unía un diseño hidrodinámico optimizado para operar sumergido a potentes motores eléctricos que permitían velocidades en inmersión de hasta 17 nudos.
Además al no necesitar aire el submarino nuclear podía jugar a voluntad con la profundidad para huir de sus perseguidores y romper contacto.
[132][133][134] A pesar de las mejoras que introdujeron los aviones y helicópteros ASW seguía haciendo falta masa poder luchar contra la creciente flota submarina soviética.
[138] Aprovechando el alcance óptimo del sonar de baja frecuencia en TACTASS y SURTASS se le añadió una antena acústica extendida flexible.
En los años 80 apareció la gigantesca clase Typhoon (denominación soviética proyecto 941 Akula), concebida para operar desde el bastión del Océano Ártico.
Para reemplazar a los submarinos Óscar I y II se diseñó la nueva clase Yasen, pero la Guerra Fría acabó antes de verlos en servicio.
Por parte británica se cree que hasta unos seis submarinos operaron durante la guerra en el Atlántico Sur, cinco nucleares y uno convencional.
Durante estas acciones el ARA Santísima Trinidad detectó ecos y se destacó un helicóptero Sea King para investigar.
Las fuerzas antisubmarinas de la Royal Navy cumplieron su misión ya que ningún barco fue hundido o averiado por submarinos argentinos.
Asimismo en septiembre de 1996 un minisubmarino encalló en la costa al intentar infiltrar tropas especiales para llevar a cabo espionaje en una base naval del Sur.
En 2006 un clase Song emergió cerca del portaviones USS Kitty Hawk, hasta donde había llegado sin ser detectado, mientras navegaba en el Mar Oriental de China.