San Marcos llegó a Alejandría, procedente de Cirene y la Pentápolis, entrando por Racotis, un suburbio de este puerto, y se hospedó en casa de Aniano, al que convirtió al cristianismo, junto con su familia.
Ante el surgimiento de una pequeña comunidad cristiana en esta ciudad, San Marcos ordenó a Aniano obispo de la misma, conjuntamente con tres presbíteros y siete diáconos, quedando a cargo del pequeño grupo de fieles y con la encomienda de velar por estos.
San Marcos se marchó de Alejandría por dos años, durante los cuales visitó Roma, Aquileia y Rávena, convirtiendo a la población local de estos y otros lugares.
A su regreso, encontró que la iglesia alejandrina había crecido considerablemente, ya que éstos construyeron un templo en Bucalis, en la parte oriental del puerto, y la presidió hasta su muerte.
[1] Aniano murió anciano y fue enterrado al lado de San Marcos en el templo de Bucalis.