En botánica se denomina anemofilia a la adaptación de muchas plantas espermatofitas que aseguran su polinización por medio del viento.
El término se aplica también a cualquier dispersión de esporas realizado por el viento, como ocurre en muchos hongos o en los helechos.
Las plantas que crecen dispersas, perdidas entre pies de otras especies, suelen ser polinizadas por insectos u otros animales es decir zoófilas, porque necesitan vectores especializados capaces de encontrar sucesivamente a los pocos individuos existentes en un área determinada.
La anemofilia es también característica de las gramíneas y otras plantas próximas (como las ciperáceas) que constituyen formaciones herbáceas abiertas, donde no encuentra obstáculos el viento.
En América del Sur, la familia Nothofagaceae que forma densos bosques, son polinizados por el viento.