Teoría de la reminiscencia

Esta evidencia, según la cual la verdad no parece salir del mundo exterior sino de la razón propia, muestra cómo la mente (o el alma) parece producir información común a todos los humanos, por ejemplo cuando se hacen operaciones matemáticas, mientras que las sensaciones parecen producir información individual, que no sirve para crear un conocimiento verdadero.

Como obviamente Platón no deseaba limitar su teoría a las matemáticas, sino extenderla también al conocimiento acerca de objetos reales, se ve en la difícil tarea de idear una forma en la que la mente concibe los objetos del mundo exterior sin tener contacto con ellos.

El alma es una fuerza natural que mantiene unidos al carro y su auriga (sostenidos por alas).

Para conseguirlo requerirá hacer nacer las alas, lo cual se logra a través del amor, el anhelo de alcanzar la belleza y la justicia.

Cuando el alma alcanza todas sus virtudes (fortaleza, sabiduría, templanza) le llevarán a contemplar la idea del Bien mismo.

Con ello hará que le vuelvan a crecer las alas, se elevará y volverá al mundo de las ideas.

Estas almas vivían felices y sin ataduras; solo existía una regla que no debía ser rota jamás: “si uno de los caballos domina al auriga, el alma era expulsada al mundo sensible”.

Muchas almas lo cumplieron, pero hubo unas cuantas que la desobedecieron y fueron expulsadas a un mundo imperfecto, donde una especie de cárcel llamada cuerpo las capturó.

Finalmente dejaron esta cárcel para ir al mundo maravilloso y perfecto de las Ideas.

Es, pues, semejante el alma a cierta fuerza natural que mantiene unidos un carro y su auriga, sostenidos por alas.

Somos más que solo un cuerpo, y esto lo confirma Platón con su teoría del conocimiento.

De esta forma podemos entender que el alma es causa y principio del cuerpo natural, ya sea en humano o en otros seres vivos.

Dibujo del auriga del " Fedro " de Platón.