[2] Su importancia se debe tanto a la utilidad de la narración para explicar los aspectos más importantes del pensamiento platónico como a la riqueza de sus sugerencias filosóficas.
Se trata de una explicación metafórica, realizada por el filósofo griego Platón al principio del libro VII de la República, sobre la situación en que se encuentra el ser humano respecto del conocimiento.
Por el pasillo del muro circulan hombres portando todo tipo de objetos cuyas sombras, gracias a la iluminación de la hoguera, se proyectan en la pared que los prisioneros pueden ver.
Una vez que ha asumido el hombre esta nueva situación, es obligado nuevamente a encaminarse hacia fuera de la caverna a través de una áspera y escarpada subida, apreciando una nueva realidad exterior (hombres, árboles, lagos, astros, etc. identificados con el mundo inteligible) fundamento de las anteriores realidades, para que a continuación vuelva a ser obligado a ver directamente "el Sol y lo que le es propio",[5] metáfora que encarna la idea de bien.
Ambos mundos son reales, pero el inteligible posee más entidad siendo fundamento de todo lo sensible.
Platón, dialéctico él, conjugará ambas vías, si bien dando más importancia y validez a la parmenidea.
La contemplación del mundo exterior a la cueva representa al pensamiento, el paso al conocimiento del mundo inteligible en el que se encuentran las esencias u oὒσία, un conocimiento que deja de ser una opinión con posibilidad de error, para ser un conocimiento cierto, acorde con la realidad ya que todas las cosas sensibles son imágenes de sus propias esencias.
Platón llega incluso a diseñar en ella un programa de estudios para tal fin basado en los grados del conocimiento descritos anteriormente.
Pero, como alegoría que es, no tiene perfecta correspondencia con el pensamiento de Platón.
[13] En la política platónica no hay tal obligación externa encaminada a que los hombres asciendan en los grados de conocimiento, nadie ha de ser arrastrado tal y como narra la alegoría.
Como a casi todo texto alegórico, a la alegoría de la caverna no le faltan interpretaciones que han sido dadas al margen de la que le dio su autor en la Academia.