A nivel histórico trae al presente conceptos y categorías del mundo antiguo, con versiones actualizadas de figuras míticas griegas y reflexiona sobre los desarrollos e influencias del idealismo alemán en el pensamiento contemporáneo.
Asimismo ha trabajado como investigadora del DAAD en la Ludwig-Maximilians-Universität de Munich y en la BADW.
Está entre los "10 jóvenes filósofos cuyas reflexiones e investigaciones marcarán el pensamiento y los debates de las próximas décadas".
En el año 2012 recibió el premio internacional Julián Sanz del Río para jóvenes investigadores,[6] entregado por la Fundación [Universidad.es] y el DAAD (Deutscher Akademischer Austauch Dienst, en español Servicio Alemán de Intercambio Académico) El trabajo de Ana Carrasco Conde se fundamenta en una lectura del mundo arcaico y clásico para elaborar sus propias aportaciones, basadas en la relación entre literatura griega y filosofía.
Ha recuperado para la filosofía contemporánea las figuras de Medea,[10] Clitemnesta,[11] Hécuba[12] o la Gorgona.
Metodológicamente su labor filosófica consiste en lo que ella denomina "desquiciar conceptos": analiza un concepto de uso habitual, lo desmonta, rastrea su historia y evolución para recuperar el sentido que tenía en la antigüedad e incrustar este sentido "antiguo" en el presente y resquebrajar así el "tejido simbólico-imaginario" de la contemporaneidad.
Al hacerlo nuestra cosmovisión, que parece tan homogénea, se agrieta y desquicia.
Ha escrito varios trabajos al respecto desde el inicio de su carrera como “Cave canem.
También sostiene, acudiendo a Aristóteles, que el mal es una cuestión de aprendizaje y costumbre.