Este molino aprovechaba antiguamente una de las caídas del agua, y está situado en plena montaña.
[1] En el hidrónimo «Deva» se ha querido ver una alusión a las deidades prerromanas del agua, de índole indoeuropea, lo cual resulta razonable en el contexto del paraje de Los Amanaderos, donde abunda este elemento.
En la Hispania céltica las ninfas de los ríos y fuentes se denominaban xanas o hadas.
En las márgenes del río Deva abundan los árboles caducifolios como el sauce blanco (Salix alba), mientras que en las laderas de ambas márgenes crecen variedad de quercus y enebros (Juniperus communis).
A más altitud pueden observarse pinos, con predominio del laricio o negral (Pinus nigra).
El primer salto se denomina Salto de las Yeguas –Madoz ya lo cita con este nombre a mediados del siglo XIX-,[6] posee 22 metros de caída y discurre sobre tobas calcáreas, una piedra frágil que ha favorecido la aparición de una abrupta y espectacular cascada.