Alonso de Quintanilla
Alonso de Quintanilla o Alfonso Álvarez de Quintanilla (Paderni, Cruces, Oviedo, c. 1420 - Medina del Campo, 1500) fue un político y estadista español del que, a pesar de haber desempeñado un papel relevante al servicio de la Corona en la segunda mitad del siglo XV como contador mayor y promotor de la Santa Hermandad, apenas han llegado, según su primer biógrafo, «vagas noticias, oscuras referencias, y alusiones remotas», silencios y omisiones que pudieran tener su origen «en el ambiente de malquerencia y aislamiento que contra él creara la despechada aristocracia».[5] Con Enrique IV en el trono escaló en la Corte, existiendo un documento de 1453 que le menciona ya como «poder habiente» del rey en un acto oficial celebrado en Medina del Campo.Según un apuntamiento de 1483, desde el final del reinado de Enrique IV hasta ese año la Corona le debía 3.288.000 maravedís entre préstamos hechos a la Corona, beneficios no percibidos y quitaciones no devengadas.Esas hojas servían además para acreditar su participación en la creación de un ejército permanente al año siguiente de la toma de Granada, presumiéndose que el documento fue redactado en 1493 aunque, al no ir fechado, Tomás González, al publicarlo en 1829 dando con ello la primera noticia del censo, lo había datado en 1482.Según sus cálculos, decía, «paréceme que puede que aya en ellos [los reinos] un cuento e quinientos mill vezinos poco más o menos» (entre seis y ocho millones de habitantes), cifra a todas luces excesiva.[25] En función de esos números hacía algunas propuestas relativas al armamento del que debía disponer cada hidalgo conforme a su renta y las villas y «lugares principales» que, con los puertos, debían según su recomendación disponer de artillería.En la acogida dispensada a Cristóbal Colón en Castilla pudo tener un papel destacado, según sus biógrafos, pues desde el primer momento le habría ofrecido su apoyo moral y económico, incluso dándole de comer, «porque de otra manera no se pudiera entretener tanto tiempo en tan larga demanda», según el cronista Gonzalo Fernández de Oviedo, siendo además él quien lo presentó al cardenal Mendoza.Ese papel, sin embargo, ha sido puesto en duda por Annie Molinié-Bertrand en vista del silencio de los participantes directos en la empresa y el del propio Colón, quien escribió que el padre Antonio de Marchena había sido la única persona que desde el primer momento le había prestado su ayuda desinteresada.