En esta intervención, se cita como dato curioso, que los soldados de Cáceres encontraron un frondoso naranjal (plantado unos años antes por los españoles).
En esta gobernación de Cartagena volvió a tener un papel muy activo en su conquista, derrotando al belicoso cacique Yapel.
Los indígenas, dirigidos por el cacique Lempira, atacaron el asentamiento y lo incendiaron, retirándose después al cerro de Coyocutena.
Después de esta aventura, Cáceres siguió colaborando en las tareas conquistadoras y en 1544 era vecino del Cuzco.
Cáceres y de la Serna, sobornaron a los marineros, levaron anclas y trajeron los navíos al puerto del Callao poniéndolos a disposición del virrey Blasco Núñez Vela.
Por este motivo, Alonso de Cáceres, que tomó mucho interés por la vida de Bravo, le besó en la mejilla a Gonzalo diciendo a grandes voces: «O príncipe del mundo!