Almacén automático

Dicho almacenamiento puede adaptarse a diferentes entornos, según el sector y actividad del almacén pudiendo adaptar las instalaciones a, por ejemplo, entornos de frío y/o congelado.

Bajo un estricto punto de vista, tan sólo se podría considerar un almacén automático aquel en el que los productos no son manipulados por ninguna persona desde el muelle de entrada al muelle de salida.

Esta definición hoy por hoy nos abocaría a poder considerar almacenes automáticos sólo a los almacenes pulmón, es decir, a aquellos almacenes donde las referencias entran y salen en la misma unidad de embalaje, sin operación alguna de picking sobre las referencias, es decir aquellos almacenes donde no hay un proceso de ruptura del embalaje para las referencias orientado a la extracción de parte de la cantidad de una referencia almacenada en una posición en concreto.

Es por ello que también se acepta esta denominación para aquellos almacenes donde el proceso de estiba y extracción está realizado por maquinaria automatizada.

[2]​ En función de las características de cada almacén, el almacenamiento automático puede estar compuesto por: El sistema informático del almacén (sea una fábrica o de un centro logístico) posee un software que controla todos los movimientos de palés o mercancías que se realizan en el centro, teniendo en cuenta movimientos que se realicen entre distintos almacenes del centro, mercancías que han de enviarse a la sección de expediciones, mercancías hacía los departamentos de picking, entradas de mercancías que han de ser almacenadas, suministro de materiales a las cadenas de montaje, retirada de productos terminados de las cadenas con destino a almacenaje, etc y éste calcula qué movimientos son más prioritarios y da las órdenes a todos los manipuladores (incluidos los transelevadores) que existen en el almacén para que cada mercancía llegue a su destino.

Almacén Automático Mini Load de ULMA para cajas
Almacén Automático Unit Load para pallets