El hijo es escondido, pero finalmente el engaño sale a la luz y la pareja de novios podrá proseguir su romance.
Los dos compadres se ponen a gastar bromas con una vecina y en esto le sorprende Ezequiela, que el arma.
El señor Matías, siempre pirandón, coquetea con las clientes y canta su canción, acompañándose con el ruido de su fuelle: "Hoy me han dicho dos niñas demimondentes".
También descubre los juegos de su marido con una parroquiana y vuelve a organizar la acostumbrada bronca, terminando con un: "¡Cerrao por defunción!"
Sacramento y Rafaeliyo aprenden los secretos del baile gitano "Sortura en los brazos… ¡En los pinrrelitos flesibiliá!.....Ay farruca no me llores".
El señor Adrián, aunque está indignado del engaño, volverá a Irene, por los buenos oficios de Ezequiela.