En 1908 ingresó a la Escuela de Química en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, graduándose en 1912 con el número uno de su promoción, gracias a lo cual obtuvo una beca que le permitió ir a Alemania a estudiar físico-química con Walther Nernst y Fritz Fischer en Berlín, sin embargo el estallido de la I Guerra Mundial en 1914 le obligó a regresar a Argentina.
En 1925 fue nombrado director del Instituto Bacteriológico de Buenos Aires, donde desempeñó una importante labor científica.
En el campo de la inmunología desarrolló los principios básicos que permitieron posteriormente a Karl Landsteiner instituir la teoría de los haptenos.
En 1922 aisló una bacteria hasta entonces desconocida, causante de gangrena gaseosa, a la que llamó Bacillus oedematis sporogenes y que recibió en su honor el nombre de Clostridium sordellii.
También participó en la fabricación de vacunas contra la difteria y el tétanos, así como en la producción artesanal de penicilina para usos médicos.