Fue descubienta en 1922 por el microbiólogo argentino Alfredo Sordelli, que en principio la denominó Bacillus oedematis sporogenes.
Esta condición, denominada colonización, no ocasiona problemas de salud a las personas que la cursan.
En determinadas circunstancias excepcionales, por motivos no totalmente conocidos, esta bacteria puede multiplicarse, provocar infección general del organismo (sepsis) y generar toxinas, las cuales originan un cuadro de choque tóxico que en ocasiones causa la muerte del individuo afectado.
Se han descrito algunos casos después de aborto inducido, tras parto o enfermedades ginecológicas.
También en adictos a drogas que por vía intravenosa se autoadministraron sustancias contaminadas con la bacteria.