Fue señor de Alburquerque, en la Extremadura española y fue ahí donde construyó un castillo en el que más tarde Inés de Castro vivió varios años.
Se le debe a él y a su esposa, Teresa Martínez de Meneses, la fundación del convento de Santa Clara de Vila do Conde, donde ambos están sepultados.
La reina Isabel llamó para la corte a todos los hijos del rey, incluso los bastardos, proporcionándoles igual calidad de educación.
[4] Esa relación provocó un violento desagrado del legítimo heredero del trono, el infante Alfonso el Bravo.
El resultado fue una guerra civil (1319-1324) entre padre e hijo.